miércoles, 7 de marzo de 2012

Discurso de Tomás Gómez de 3 de Marzo de 2012

Compañeras y compañeros,


En toda España todos los candidatos de todos nuestros congresos, tienen que abordar, en algún momento de su discurso, las dificultades que vive el país y que vive el partido.

Unas dificultades que traspasan los términos municipales de los pueblos y de las ciudades, que atraviesan los límites de las Comunidades Autónomas, y que saltan las fronteras de los países.

Aquí y allá decimos palabras como crisis, paro y dificultades; palabras que suenan duras; decimos palabras como país y partido que suenan grandes. Palabras duras, palabras grandes.

Palabras que se entienden mejor cuando las traducimos a la vida vivida por la gente.

Cuando traducimos país, por la gente que se desvive cada día para ganarse la vida, se entienden mejor lo que significan las palabras crisis, paro, desprotección, cuando se traducen a las historias de vida de la gente que nos rodea, a la más cercana.

Entonces, cuando traducimos a la vida de la gente, de nuestra gente, las estadísticas oficiales, los titulares de los medios de comunicación, los discursos políticos; los números se vuelven nombres.

Y el parado es tu hermano, tu padre o tu hija, o el parado es cualquiera de nosotros. Entonces te enteras de que a tu compañera de trabajo le han dado cita en el hospital para el 2013. La cita es para dentro de un año, pero la angustia y la incertidumbre son desde ahora mismo.

Ser pobre, en cualquier lugar del mundo, es tener que esperar; y en el Madrid de Esperanza Aguirre y Rajoy hay cada vez más colas de espera.

Del conocimiento directo de ese estado de cosas, de la rebeldía contra ese estado de cosas, los socialistas madrileños hemos construido, con humildad pero con insistencia, una mayoría.

Una mayoría de trabajo constante, que ha sido capaz de articular una respuesta política que se reconoce en las respuestas más avanzadas de la socialdemocracia europea.

Las políticas de la derecha están arrasando con los proyectos personales y colectivos

Todo el país asiste al duro espectáculo de ver cómo se degrada la democracia.

En las instituciones pero también en la calle.

Durante años la derecha ha bloqueado la renovación democrática del poder judicial. Ahora, con su mayoría absoluta le ha quitado a la democracia un poder del Estado, el gobierno de la justicia, y se lo ha entregado a una corporación profesional: la de los jueces.

La cultura del diálogo que ha caracterizado nuestras relaciones laborales desde los Pactos de la Moncloa, ha sido sustituida por la cultura de la imposición por decreto. Tres décadas de consenso y de paz social arrasadas por una mayoría absoluta del PP.

Los jóvenes han visto como, en un mismo movimiento, les son recortados sus derechos educativos y sus libertades cívicas.

Porque la derecha no quiere protestas.

La derecha no quiere que la gente se encuentre en la calle, que comparta con otra gente lo que vive y lo que piensa.

La derecha quiere privatizar todo el espacio público y lo ha sustituido por sus medios de comunicación.

La derecha quiere que cada uno sienta el paro, la precariedad, la incertidumbre ante el futuro, como la penitencia por un pecado personal, en lugar de cómo una injusticia contra la que hay que rebelarse.

La derecha quiere a la gente en su casa, sentada frente a la TDT, recibiendo cada día una dosis de ideología que los culpabilice de su situación y que los obligue a aceptar las políticas del gobierno no sólo como buenas, sino como las únicas posibles.

Pero la gente con problemas no nos vota

Y es entonces cuando se entiende bien esa mezcla de decepción y de rabia, de rebeldía y de impotencia, que llena el ánimo y el desánimo de tanta gente, de cada día más gente en esta sociedad.

Esa mezcla que es un combustible que arde dentro da cada uno y que se lleva las mejores energías de nuestra sociedad. Un combustible que consume mucho y que mueve poco.

Contra la intuición de muchos, contra lo que algunos esperan, crecen los problemas de la gente y no crece la fuerza de la izquierda.

Cuesta entender, por qué todo ese combustible, toda esa rebeldía, toda esa conciencia de injusticia, toda esa necesidad de cambio y transformación social, se pierde, sin llegar a ese motor de cambio y de justicia social, que es el Partido Socialista Obrero Español.

Nos preguntamos una y otra vez por qué toda esa energía se queda en las calles y no llega a las urnas,

por qué se embolsa en las plazas y no llega a las agrupaciones,

por qué una buena parte de toda esa fuerza no se convierte en trabajo, en ese trabajo que cambia el mundo.Canalizar esa energía en un proyecto político fecundo es el empeño de la mayoría de los socialistas y de las socialistas madrileños. Una mayoría que durante estos años se ha ido haciendo más grande, con trabajo, con ideas, con generosidad.

Y ese es el camino que debemos seguir.

Nuestros mejores compañeros dicen que no hay una solución sencilla

Llevo más de media vida en este partido, y sé bien que el PSM está lleno de compañeros y compañeras muy valiosos. No he dejado ni un solo día de hablar con compañeros y compañeras que son un ejemplo y una guía para todos.

Gente sabia y leal, que quiere lo mejor para nuestro partido.

Gente experimentada, que un día obtuvo triunfos importantes, que hizo políticas que todos recordamos, gente que convirtió pueblos en ciudades, que convirtió lugares pensados para almacenar gente, en lugares para vivir con dignidad.

Este partido tiene mucha gente así y esa gente, que es grande, es humilde. Se les conoce porque fueron capaces de cambiar muchas cosas, ahora no tienen respuesta para todo; porque en este tiempo de dificultad, ellos también tienen más preguntas que respuestas, porque saben que las soluciones no son fáciles, y que, en todo caso, requieren tiempo y esfuerzo.

Aunque los hay que tienen una solución para todo

Es cierto que hay otros que tiene respuesta para todo.

Que siempre tienen soluciones sencillas para problemas complejos; soluciones instantáneas para problemas que se han formado durante años.

Gente de dentro y fuera del partido, que en el salón de su casa, saca el capote o la pizarra, y es capaz de resolver los problemas de todos en una tarde. Pero si hay que bajar al ruedo o al campo, entonces siempre mandan a otros. Nunca bajan ellos.

Ya sabemos cuáles son sus fines, pero yo me pregunto

¿y cuál es el final de todo eso?

¿cuál es el final de esa carrera?

¿Consumirnos en una batalla en la que siempre hay alguien dispuesto a financiar un nuevo pulso a la dirección del PSM?

Necesitamos hacer una apuesta seria y mantenerla

¿Y para cuándo la apuesta por la siembra? ¿por el cultivo? ¿por la maduración y por la cosecha?

La derecha española, doctora en especulación, quiere dar clases de la cultura del esfuerzo. ¿De quién es la cultura del esfuerzo sino de la gente a la que representamos? ¿No somos nosotros los de la cultura del trabajo y del esfuerzo? Sí, lo somos.

Pues también en el partido.

Frente a quienes siempre nos invitan a desistir, yo os propongo que impere entre nosotros la voluntad de insistir.

Si hoy me presento es porque estoy convencido que un proyecto necesita cultivarse y madurar, que no se puede abandonar a la primera dificultad, que uno no puede ser agricultor si le aburre ver crecer la cosecha.

Y la cosecha, compañeras y compañeros, tarda en crecer.

Sobre todo cuando se pisa demasiado el sembrado.

Hemos trabajado por construir un proyecto de la mayoría

Durante estos años la mayoría de los socialistas madrileños hemos trabajado para construir una respuesta. También esas palabras deben traducirse a vida. A la vida de dieciocho mil personas, de dieciocho mil ciudadanos y ciudadanas, con un alto nivel de compromiso cívico, pues eso son los militantes del PSM.

Personas que, en su mayoría, nunca han tenido otro premio que la alegría de la victoria, cuando la ha habiado;

Que nunca han tenido otro privilegio que el orgullo de las conquistas políticas para todos, cuando las ha habido;

Y que en el mejor de los casos han tenido la oportunidad de poner un día su mano en la rueda de la historia, como hacéis hoy vosotros mismos, y empujarla con su decisión en un sentido o en otro.

Y esa decisión, al menos, mientras yo sea el secretario general, será respetada.

Ciertamente hemos cometido errores, y también hemos tenido derrotas.

Sin embargo hemos abierto caminos, caminos que ahora recorre todo el partido, caminos que empiezan a dar sentido y esperanza al trabajo de todos los socialistas.

Nos organizamos para trabajar por la gente

Es el momento de mantener la apuesta, de sembrar y cultivar, de perseverar. Finalizado este congreso, el espíritu de lealtad y de cooperación debe llevarnos a que sea el mérito, el trabajo de cada uno, lo que sea reconocido. Porque si reconocemos el trabajo, florecerá el trabajo.

Si reconocemos la presencia en la sociedad civil, en la AMPA, en el sindicato, en la empresa o en el barrio, florecerá la presencia de los socialistas en la sociedad civil, en las Asociaciones de padres y madres AMPAs, en el sindicato, en la empresa y en los barrios.

¿Sabéis lo que os digo?

Que ningún liderazgo, ni el mío ni el de nadie, podrá evitarnos todo el tiempo y todo el trabajo que requiere ganarle a la derecha. Pero podéis estar seguros de una cosa. Que se le puede ganar a la derecha.

Es en torno a esa convicción como nos hemos ido uniendo cada vez más socialistas en la Comunidad de Madrid, hasta construir un proyecto político con vocación de ser mayoritario, el proyecto del PSM.

Los valores de la derecha son su mayor debilidad…

La principal debilidad de la derecha no es que haya llegado al poder con mentiras, ni que se sostenga en él con mentiras, que digan que han subido las pensiones cuando los pensionistas ven como se las bajan delante de sus propios ojos.

La principal debilidad de la derecha no es que en lugar de frenar el paro, como prometió, lo esté incrementando.

La principal debilidad de la derecha es que su proyecto político se sostiene sobre valores que no son los de la mayoría social de este país y en esta Comunidad.

Su principal debilidad es que, en todas partes, la nueva derecha se sustenta sobre dos integrismos, el integrismo de la religión y el integrismo del mercado.

Sobre la intolerancia y el egoísmo.

Lo sabemos bien en Madrid.

Es así como describen a la derecha mundial los más recientes estudios: fundamentalista de la religión y del mercado, y extraordinariamente agresiva con sus adversarios políticos, sean partidos, sindicatos, o sectores de la sociedad civil. Ese es el retrato de la derecha.

Y su carácter es también su debilidad: su intransigencia, su egoísmo y su brutalidad.

La que hemos vivido durante años, y la que ahora estamos viendo que emplean con sindicalistas y estudiantes, o el rencor que todavía guardan al mundo de la cultura por su oposición a la guerra, por su ejercicio de libertad.

Esos son sus valores.

…en una sociedad de izquierdas

Y en esos valores está su debilidad.

Porque no son los de la mayoría de los madrileños, ni de los españoles.

Los valores de los españoles son mayoritariamente los valores del socialismo democrático.

Los españoles somos de los europeos más críticos con la hegemonía del mercado en la economía, y de los más partidarios del papel del Estado en la economía y del Estado del Bienestar.

Somos junto a los franceses y a los escandinavos los que más defendemos la separación de la Iglesia y el Estado, y de los menos partidarios de que el Estado ayude a la Iglesia.

Es bueno que se sepa, por eso la derecha trata de reducirnos al silencio.

Por eso su control cada vez mayor de los medios de comunicación, por eso la degradación de las condiciones de trabajo de los profesionales de la prensa, porque necesita silenciar a la mayoría.

Y precisamente por eso nuestra respuesta debe ser más fuerte, más valiente, porque muchos, los más, van a reconocerse en nuestras palabras y en nuestros valores.

Es en esa respuesta en la que venimos trabajando una amplia mayoría de los socialistas y las socialistas madrileños estos últimos años.

Lo hemos hecho con humildad pero con firmeza.

Cada semana, en la Asamblea de Madrid las iniciativas de los socialistas plantean políticas alternativas, y esas políticas alternativas que presentamos en cada sector, frente a cada problema, configuran cada vez de manera más clara una alternativa política a la derecha.

Una derecha que ha confundido en los últimos años nuestra voluntad de diálogo con falta de ideas, nuestra tolerancia con debilidad, nuestro respeto con ingenuidad.

Y yo os digo, dialogantes, respetuosos y tolerantes sí, pero exigiendo reciprocidad y siendo claros.

La buena educación no consiste en renunciar a lo que se es, sino en defenderlo de la mejor manera.

Debemos hacer que se nos escuche

Por eso va siendo hora de que con muy buena educación le digamos a la Iglesia que estamos cansados de que use la política y al Estado para imponer su moral particular.

Va siendo hora de que con muy buena educación le digamos a los que no pagan los impuestos que les corresponden, que no hay mejor declaración de amor a la patria, que la declaración a Hacienda.

Vamos a decirles con muy buena educación a los que recogen las nueces de los insultos, que la extrema derecha mediática nos dedica cada día, que no son más respetables los que gritan e insultan en los programas de televisión con todos los recursos a su disposición, que los que defienden sus derechos en la calle.

Y que mientras a unos les pagan, a otros les pegan.

Vamos a defender con muy buena educación que ningún proyecto de izquierdas puede apartarse de los valores esenciales del socialismo.

Por eso en cada iniciativa que hagamos debemos afirmar la libertad de pensamiento y de expresión, los derechos civiles y políticos, la educación crítica.

Por eso debemos defender que el poder no sólo debe estar dividido, sino que debe estar disperso en distintos niveles institucionales.

Por eso debemos sostener la igualdad entre los sexos, el laicismo, y una fiscalidad justa que impulse una economía capaz de garantizar un crecimiento sostenible y de distribuirlo con justicia entre la sociedad

Hemos tenido nuestros propios censores

Hay algo sobre lo que tenemos que reflexionar.

A veces dentro de nuestras propias filas hemos tenido a nuestros propios censores. Compañeros y compañeras que reclamaban prudencia cuando pedíamos medidas más justas en economía, mecanismos de vigilancia y control sobre los poderes económicos, recortes de su poder y mayor presencia del Estado.

No puede ser que la derecha asuma parte de esas medidas que algunos veían peligrosamente de izquierdas hace un año.

La prudencia que reclamaban algunos compañeros nos llevó a la inacción y al silencio.

Y la inacción y el silencio nos hizo irreconocibles para más de cuatro millones y medio de españoles.

Tenemos que ser más sólidos en la definición ideológica de nuestro proyecto, y más valientes en la aplicación del mismo, y más solidarios entre nosotros.

Nos ocupamos de lo general y de nuestro territorio porque todo está relacionado

Si alguien le dijera al compañero Alfredo, secretario general, que no hable de Europa, que se concentre en España, pensaríamos que esa persona no se ha enterado que los problemas de España tienen que ver con el gobierno de Europa.

Que las dificultades del socialismo español tienen que ver con las dificultades del socialismo europeo.

Cuando se nos dice que solo hablemos de Madrid es no entender que no se puede separar el destino político de los socialistas madrileños del resto de los socialistas españoles.

Y de igual manera que los socialistas españoles tratamos de impulsar medidas en el socialismo europeo que nos ayuden a todos, los socialistas madrileños venimos tratando de impulsar medidas en el socialismo español que nos ayuden a todos.

Creo que se entiende si se quiere entender.

Con los pies en las ciudades y pueblos de Madrid

Es verdad, tenemos la cabeza en Europa y en España, pero los pies los tenemos en la Comunidad de Madrid. Una Comunidad que hemos recorrido una y otra vez a lo largo de estos años.

Habrá quien piense que tenemos que atender más aún a los pequeños municipios, yo también lo pienso, pero ninguna dirección, nunca, ha atendido tanto a esos municipios como ésta. Desde Somosierra hasta Titulcia, desde Estremera hasta Cenicientos.

Toda esa geografía es un territorio que nosotros conocemos bien, el territorio en el que cada día millones de personas tratan de sacar adelante sus proyectos vitales, los de sus familias.

Un territorio en el que la derecha ejerce su presión ideológica y política cada día.

En el que cada día hay mucha gente que resiste y cada vez más gente que les planta cara.

Y en lo que los socialistas madrileños estamos empeñados es en que cada vez más, esa gente, cuando gire la cabeza, nos vea a su lado.

Como nos han visto a su lado los profesores, los padres, los estudiantes, que durante el inicio de curso plantaron cara a los recortes de Aguirre.

Estamos al lado de los sanitarios.

Fuimos los primeros en denunciar los recortes de plantillas de la sanidad madrileña, las listas de espera, la privatización, el copago.

Hoy muchas de esas denuncias que nosotros hicimos están asumidas por todo el colectivo sanitario de nuestra Comunidad.

Defendemos el futuro de una Comunidad como la nuestra, con las mejores universidades del país. Apostando por ellas, ayudándolas, prestigiándolas, frente a una derecha que las asfixia y las degrada. Y agrede a sus rectores.

Por eso estamos al lado de profesores y de investigadores.

Este es nuestro territorio, el que tenemos bajo nuestra responsabilidad, por eso nos hemos opuesto a la disolución del Consejo de la Mujer, porque cuando se acaba con las instituciones, se crea un espacio para la barbarie.

Estamos al lado de quienes luchan por las cosas más elementales, por el agua de todos, por el medio ambiente de todos.

Y también estamos al lado de los que pelean por cumplir lo que hemos conquistado con mucho esfuerzo, como la ley de la dependencia.

Y todo eso lo sabemos traducir a la vida, porque lo leemos cada día no sólo en los informes, sino en las caras de la gente que nos rodea.

Compañeras y compañeros,

Esta es la tercera vez que presento mi candidatura para ser Secretario General del PSM. Desde 2007 en que concurrí por primera vez me he sometido a cinco procesos internos: dos “congresillos”, unas primarias y dos congresos, además este. Una media de una elección interna cada 11 meses.

En todo ese período, solo he tenido ocasión de presentarme una vez ante los electores: en Mayo de 2011.

No puedo terminar mi intervención sin agradecer a los militantes de este partido la confianza que, una y otra vez, han depositado en mí.

Me presento para ganar. Para sacar al partido de la frustración y la derrota que hemos sufrido en Mayo y en Noviembre pasados.

No estoy pensando en como administrar nuestra derrota.

Mi horizonte es llevar al partido a la victoria en las próximas elecciones autonómicas y municipales.

Y ganar para cambiar la política que hacen los gobiernos de la derecha.

No para hacer lo mismo con otros matices. No.

Ganar para cambiar lo esencial de la política del PP.

Eso es por lo que la mayoría de nuestra federación ha venido trabajando estos últimos años. Y sí, estamos animados, porque vamos bien.

Sabemos que nuestro proyecto político conseguirá ser mayoritario en la sociedad madrileña.

Hace un año decían que en el PSM estábamos demasiado a la izquierda.

En el nuevo mapa del socialismo, resulta que donde estábamos era delante, y es ahí donde queremos seguir estando, en la delantera de las ideas del socialismo democrático.

Es ahí donde se nos espera a los socialistas madrileños, y es ahí donde, pase lo que pase hoy, estaremos todos mañana.

Muchas gracias.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Del ocaso a la refundación de la socialdemocracia europea

Interesante articulo de un compañero de Agrupación, publicado en valenciaplaza.com, la ejecutiva no comparte el articulo lo expone para debatir.

Del ocaso a la refundación de lasocialdemocracia europea

'PREFABRICADO 84' (*). HOY "Es inaplazable la reconstrucción de un sistema fiscal que, lejos deconstituir un mal necesario, debe reivindicarse como clave maestra de la redistribución de la riqueza y lacohesión e integración social..."

MADRID. "El PSOE tendrá que acometer con éxito diversas y arduas tareas si quiere volver aser un partido de gobierno. Entre otras, el diagnóstico de sus últimos desastres electorales y la
puesta en marcha de un proceso de discusión y elaboración de una línea ideológica coherenteque se materialice en un programa claro y atractivo capaz de recuperar el apoyo de suspotenciales votantes. Este breve artículo sólo pretende someter a consideración pública unas cuantas ideas sobre estas dos cuestiones.

El declive de la izquierda y sus causas

Si analizamos las claves del declive de la izquierda en los países desarrollados encontramostres factores, a nuestro juicio, fundamentales: la pérdida de conciencia de su papel en lasociedad de una gran parte de las clases trabajadoras, la segregación de los movimientospolíticos de izquierdas en grupos de intereses particulares, y el triunfo de un movimientoconservador sólidamente articulado.

Los cambios económicos y sociales producidos por el New Deal y las políticas de cortesocialdemócrata constituyen, irónicamente, la base objetiva que ha permitido el éxito de unanueva derecha con un fuerte apoyo económico, una poderosa maquinaria mediática a suservicio y una agenda política cuidadosamente diseñada.

Es sorprendente que, como solución a un cataclismo económico provocado por ladesregulación económica y sus consecuencias, la existencia de estímulos perversos en lasinstituciones financieras y su poder sin límites, y el expolio a través del sobreendeudamientode las capas más desfavorecidas de la sociedad americana, hayan acabado por imponerse lasrecetas conservadoras, consistentes en detraer recursos de la sociedad en su conjunto paraentregárselos incondicionalmente a los responsables últimos de la situación actual.

En el ámbito español, los éxitos electorales del PSOE en 2004 y 2008, achacables enbuena medida a los deméritos del PP, no hicieron sino enmascarar su paulatino declive,descomposición orgánica y desconexión con la sociedad iniciada en los noventa. Aunquesupiera aprovechar los errores de Aznar y Rajoy para alcanzar y mantener el poder, el PSOEfue incapaz de adecuar su programa de acción política a los nuevos retos y realidades (impulsoglobalizador, integración europea y contracción económica) y asumir la iniciativa política.

Reivindicar los valores de la izquierda

Resulta ineludible ligar el rearme, tanto ideológico y ético como programático, de lasocialdemocracia europea con la salida de la crisis. La supuesta salida neoliberal, basadaen exclusiva en la consolidación fiscal, supondrá un período indefinido de estancamientoeconómico (al menos de Europa, aunque sus efectos serían probablemente mucho másamplios) y drásticos recortes en el Estado de Bienestar. Lo que empieza a conocerse comodécada perdida en lo económico sería devastador en lo social, si no se consigue un apoyomasivo para un modelo social y político alternativo.

Es necesario articular un programa socialdemócrata que, siempre desde la consolidación delos derechos y libertades civiles, presente como señas de identidad la defensa de la igualdadde oportunidades como parte de un esquema de política sostenible, articulada en un triplecompromiso: con el Estado del Bienestar y la lucha contra la pobreza y la desigualdad, con lapromoción de la competitividad y estabilidad económica, y con el medio ambiente. El equilibrioentre estos tres ejes define un programa progresista.

Sólo logrando previamente que se dejen de jugar todos los partidos en campo contrario,
resultará posible volver a poner en el centro del debate político la búsqueda de una sociedadlibre, cohesionada, justa, segura y con igualdad de oportunidades. Hay que explicar elproyecto a la sociedad y convencer, y para ello tan importante como los objetivos políticosque se persiguen es la forma de hacerlo, y en este terreno es fundamental repensar laorganización del partido poniendo en el centro valores como participación continua demilitantes y ciudadanos, transparencia e intransigencia absoluta con la corrupción, utilizaciónde las posibilidades que abren las redes sociales y actuación coordinada con el resto de lossocialistas europeos.
Un acción política de ámbito europeo.

La salida de la actual crisis sólo resulta abordable desde una perspectiva europea. Hoy elcampo de juego es Europa, y produce vértigo ver cómo se deciden cambios de gobierno,reformas fiscales, y ajustes sociales desde Berlín y París a golpe de teléfono, pero al margende Bruselas y de las instituciones europeas y fuera del debate parlamentario y de la opiniónpública de los países afectados.

Europa es un gigante económico, pero una enana política cada vez más alejada de susorígenes democráticos. Es necesario un nuevo aire en Europa, donde se recuperen susprincipios de libertad y democracia. Solo es posible dotar de mayor poder a las institucioneseuropeas si estas cuentan con la legitimidad de las urnas y el control por parte de losciudadanos y las sociedades que integran la Unión.

La crisis ha venido a subrayar, quizás de forma más dramática, los retos preexistentesplanteados por la globalización en sus diversas vertientes: la deslocalización industrial, elreequilibrio derivado del crecimiento de los países emergentes y la intensificación de los flujosmigratorios, entre otros. Sólo desde una plataforma europea cabe la posibilidad de convertir losretos planteados en oportunidades sobre la base del acervo político, institucional, tecnológico ycultural europeo.

Frente a los recortes de gasto y sus efectos contractivos, únicamente la defensa del euro y
la solidaridad entre los miembros de la Unión puede lograr la superación de la crisis fiscal yde deuda. Sorprende que, a estas alturas de la crisis del Euro, los partidos socialdemócrataseuropeos carezcan de una propuesta de actuación conjunta que vaya más allá de los estrechosintereses nacionales y los esfuerzos infructuosos por agradar a los mercados.
Igualmente, sólo desde la cohesión y concienciación europea cabe abordar los graves desafíosque la intensa presión sobre los recursos naturales entraña para la supervivencia del planeta.También es imprescindible una perspectiva europea para plantear una política de seguridad ydefensa y promover iniciativas valientes en defensa de los derechos humanos en el mundo.

Políticas sociales sostenibles y Estado del Bienestar

Una sociedad basada en niveles cada vez mayores de dualidad y alienación social, con unasnuevas generaciones instaladas en la precariedad a pesar de su alta formación, abocadasincluso a la emigración económica, sencillamente no es viable. No al menos en un marcopolítico democrático y con una economías que son ahora enormemente más prosperas de loque eran en la posguerra.

Hay que poner en valor el Estado del Bienestar, fruto en buena medida de la acción políticade la socialdemocracia europea, como lo que es, no como un lujo, sino como un pilar básicodel contrato social que posibilita que todos podamos vivir en armonía disfrutando de unnivel razonable de seguridad económica. Para ello hay que luchar por un dimensionamientoadecuado del sector público y cuestionar la supuesta mayor eficiencia del sector privado a lahora de producir bienes o prestar servicios cuya lógica, por su naturaleza, debe ir más allá dela obtención de un beneficio y cuyo retorno solo puede disfrutar la sociedad en su conjunto.

En un contexto económico y social marcado por la incertidumbre, en el que incluso lossectores mejor asentados de las clases medias no están a salvo de los reveses del destino,es más necesario que nunca que los poderes públicos asuman entre sus objetivos básicosla reducción de la incertidumbre. Para ello es inaplazable la reconstrucción de un sistemafiscal que, lejos de constituir un mal necesario, debe reivindicarse como clave maestra de laredistribución de la riqueza y la cohesión e integración social. Deben conseguirse avancesinmediatos en la eliminación de paraísos fiscales y la necesaria coordinación de políticasfiscales a nivel europeo, especialmente en lo relativo a la tributación de las grandes empresas,las transacciones y rentas del capital y las grandes fortunas.

Son también necesarias reformas de gran calado que garanticen el uso eficiente de losrecursos públicos sin comprometer el Estado del Bienestar ni la capacidad de invertir enel futuro de la sociedad. Para ello es necesario eliminar duplicidades entre las distintasadministraciones públicas, así como reorientar las intervenciones buscando políticas centradasen el logro de objetivos de largo alcance a través de actuaciones sencillas de implementar ycontrolar, revitalizando y reorientando radicalmente los organismos inspectores y supervisoresexistentes.
Urge conseguir una educación pública de calidad que garantice la cohesión y el progreso socialy sostenga la competitividad y el crecimiento económico, y defender la sanidad pública, orgullode la sociedad española, y fundamental para el equilibrio social y económico. Los avancesmás recientes en materia de dependencia, que el gobierno actual parece ansioso por revertir,deberían garantizar un futuro de dignidad para los elementos más débiles de la sociedad.
Debemos apostar claramente por sanidad, educación y dependencia, no sólo por la protecciónsocial que proporcionan, sino también como sectores generadores de empleo, tanto en elpresente como en el futuro. Hay que lograr también la integración de los inmigrantes sin queello suponga, bajo riesgo de graves tensiones, una merma de derechos sociales para el restode la población.

Competitividad y sostenibilidad medioambiental

El déficit de competitividad de la economía española tiene mucho más que ver con lainsuficiencia de innovación tecnológica, con la ineficiencia de los servicios (públicos y privados)y con carencias de la cultura laboral y empresarial que con el abaratamiento del despido ola reducción de salarios. Aun siendo necesaria la racionalización de la contratación laboral,se requiere un pacto de gran alcance entre el estado y los agentes sociales para propiciar lainversión tecnológica, la competitividad de los servicios, el fomento de la formación laboral yempresarial, la mejora de la calidad y la estabilidad del empleo.

Hay que afrontar de forma valiente la globalización, compatibilizando los movimientosmigratorios, productivos y comerciales, necesarios para que el nivel de vida de los ciudadanosdel tercer mundo mejore, con el establecimiento de controles que garanticen que reciben (biensea en su países de origen, bien sea como inmigrantes) una porción justa de la riqueza quegeneran, en el marco de sistemas políticos que garanticen cada vez más libertades. Especialatención debe prestarse a la naturaleza de los servicios financieros, a su control y regulacióny a la limitación de su tamaño y tendencia a absorber recursos necesarios para la economíaproductiva.

Hay que hacer hincapié, por último, en la utilización razonable y compartida de los recursos,la minimización de los residuos y de la huella medioambiental, la reducción de emisionesy el respeto por el equilibrio ecológico y medioambiental. La sostenibilidad medioambientalconstituye un principio ampliamente compartido y entendido como un derecho cívico más, y esla base para la seguridad energética y el crecimiento sostenible a largo plazo.
Es imprescindible diseñar tasas compensatorias sobre los productos y servicios generados,dentro o fuera de nuestros países, cuando no atiendan a nuestros requerimientosmedioambientales. Cualquier actuación en este terreno, vital para la supervivencia del planeta,debe abordarse de nuevo desde la cohesión y concienciación europea.

La socialdemocracia europea, en la casilla de salida

La formidable pero ilusionante tarea que el Partido Socialista tiene ante sí debe sustanciarseen un ejercicio compartido con el resto de las organizaciones socialdemócratas europeas queconcrete la salida de la crisis económica sin merma de los derechos sociales, mientras quesimultáneamente reconstruye su organización y programa de cara a recuperar su posición en lasociedad y en la política españolas.

Desde una óptica socialista, el poder no es un fin en sí mismo, y por ello el PSOE debeabandonar un modelo agotado, centrado de facto en la administración del poder político paraconvertirse, ante todo, en un instrumento en defensa de la igualdad de oportunidades y delprogreso de la sociedad. Esto solo puede conseguirse convirtiendo el partido en realmenteabierto, transparente y eficaz a la medida de su espacio social, estableciendo cauces de
participación que movilicen una masa de militantes y simpatizantes que no es en absolutodespreciable. Estos cauces permitirán además renovar los cuadros dirigentes e incorporarsavia nueva, tan necesaria.

El partido debe establecer códigos éticos que impidan y prevengan no solo loscomportamientos corruptos, sino también los simplemente disonantes con la ética socialista,como única forma de conseguir el reconocimiento social como institución ejemplar y superar ladesconfianza hacia la política y los políticos.

La socialdemocracia no debe tener otro objetivo que conseguir que nuestros hijos vivan en unmundo más libre y justo, próspero y mantenible, pacífico y con menores desigualdades, y paraello es necesario contar con un lugar de encuentro de ideas y proyectos que pudiera llevar ala constitución de una organización política de ámbito europeo. Los reveses electorales, enEspaña y en Europa, y la crisis actual suponen una oportunidad, quizás la última, para tomaraire fresco y recuperar la iniciativa política.

Es imprescindible defender el necesario equilibrio entre la existencia de incentivos al esfuerzo,la innovación y la generación de riqueza, y el mantenimiento de mecanismos de cohesión yprotección social tanto a nivel nacional como internacional, y lograr que los hombres y mujeresde Europa asuman como propios estos ideales y den un paso al frente. Solo así los ciudadanoseuropeos podrán afrontar el futuro con confianza".

*El seudónimo recoge el texto de un grupo de siete economistas, todos menos unopertenecientes a la promoción de 1984 de la Universidad Complutense que en laactualidad son directivos de empresas bancarias y de utilities en España
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